viernes, 5 de noviembre de 2010

CALLE NUMA POMPILIO LLONA, CUNA DE ARTISTAS Y ENCANTO COLONIAL

 Por: Adriana L. Bernal


Estrecha y con una mezcla perfecta de lo colonial y lo actual así podríamos describir a una de las calles más antiguas de Guayaquil: la calle Numa Pompilio Llona que Situada en el Barrio las Peñas, debe su nombre al ilustre y notable poeta guayaquileño de la época del romanticismo.
Con tan solo dar unos cuantos pasos; Guayaquil se transforma ante nosotros, transportándonos en el tiempo,  mas de cien años atrás, dejándonos  ver su bella arquitectura colonial. Las casas que se despliegan sinuosamente  conservan ese estilo de los siglos 18 y 19; y en vez del asfalto, el piso da lugar a un empedrado que nos remonta aun mas a aquella época donde la historia de nuestra ciudad se va forjando de a poco.
Pintores, intelectuales, escritores han dado vida a sus obras en aquel sector con un ambiente tranquilo y acogedor, tal como ha sido el caso de los personajes ilustres que han vivido en  la calle número uno del Barrio las Peñas, como era conocida antes: el músico Antonio Neumane, el escritor Enrique Gil Gilbert, el pintor Manuel Rendón Seminario han encontrado en este lugar su inspiración.
Sin duda no hay mejor lugar en Guayaquil que esta calle dedicada al arte para dar rienda suelta a la imaginación. Hoy en día, basta con recorrerla unos cuantos centímetros para observar a nuestro paso como las ideas de muchos se han transformado en cuadros magníficos que se exhiben ya sea a locales o extranjeros. Y es que el encanto de esta calle no se limita tan solo a su preciosa arquitectura: lienzos, oleos, brochas y caballetes son parte de su decoración.
Desde hace cuarenta años, exposiciones de artes plásticas han sido lo característico de la Numa Pompilio Llona. Luis hidalgo Vaquerizo y Eloy Avilés Alfaro fueron los que inculcaron esta costumbre mostrando a jóvenes cuadros de famosos pintores como Rembrandt, Renault; además de obras realizadas por la escuela quiteña cada día 24 del mes de julio.
Durante el día, es cotidiano percibir aquel aroma de las pinturas al secarse; Ver como paisajes, cestos de frutas y escenas del común vivir son retratados.
Federico Gozenbach saca sus obras al patio de su casa, mostrándolas al público que ronda por la calle a cualquier hora. A través de las rejas, es imposible no quedar maravillado por las imágenes abstractas que esconden mensajes religiosos. Al bajar los pequeños peldaños que conducen a su patio, simplemente todo encaja al observar cada pincelada en el lienzo.
Mas allá, la casa del artista plástico abre sus puertas para develar lo que sus pupilos crean al compás del pincel. En la mañana y tarde los visitantes pueden deleitarse con la diversidad de temática en los cuadros expuestos. La tranquilidad sumerge este lugar con un silencio exquisito que abre paso a la reflexión de lo figurativo y abstracto.
Es simplemente otro mundo, que se despliega sin temor ante nuestra mirada, el lado sensible de nuestra Perla del Pacífico. Un mundo que abre sus fronteras a niños, jóvenes y adultos que quieran regresar al Guayaquil en blanco y negro tal como en los libros de historia y disfrutar a su vez de ver un mundo de colores combinados plasmado en tela.
Numa Pompilio Llona es siempre y será cuna de artistas, cuna de historias detrás de cada pared colonial y un rincón de donde la inspiración emerge como un delicado manantial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario