El poder de la palabra
¿Que seria del mundo sin la facultad de articular una palabra? ¿Que seria del mundo sin palabras? Simplemente, que seria del mundo?
Imaginemos un poco y trasladémonos a aquel ambiente frio, incapaz de comunicar algo. Sin la palabra, ¿podríamos expresar nuestros sentimientos eficazmente? ¿Podríamos darle voz a nuestras ideas consistentemente de manera de que llegue a los demás efectivamente? Y la pregunta más importante de todas podríamos hacer cambios sin expresar nuestros sentimientos, sin dar luz a nuestras ideas?
Un poema, una canción, un discurso, un consejo, una carta de amor son a simple vista palabras que tienen sentido en su conjunto, sin duda composiciones subjetivas que quieren llegar a un objetivo, pero ¿que hay más allá de estas apreciaciones? La respuesta es: la voz del alma, una voz que tiene poder y que usa a la palabra como su artilugio más aliado. Y es que basta una petición del alma y una palabra a su disposición para crear inspiración, para mover masas.
Mover masas tan solo con palabras? No es este entonces un poder magnifico? Obviamente si, y muchos supieron usarlo muy bien para causar revoluciones, aquellas revoluciones que llevan a la humanidad hacia la luz y por otro lado, revoluciones que también la llevan a la oscuridad.
Jesús fue uno de ellos, uno de aquellos que supieron hacer de la palabra una herramienta para la purificación del alma. Muy creativa y didáctica evidentemente la forma de entregar su mensaje a los demás: mediante parábolas. Todos quedaban maravillados con las interrogantes que se formaban a partir de sus historias. Poco a poco con su palabra diaria las modificaciones en el pensamiento de los demás se iban dando. Era como si el librara una batalla todos los días, pero sin armas, tan solo a fuerza de palabras. Parece que lo hizo muy bien, hasta el día de hoy sus enseñanzas son recordadas y su mensaje de amor permaneció a través de los siglos
Lastimosamente no todos usan a la palabra como la mejor arma para hacer el bien, otros la utilizaron como la mejor arma para matar, matar sutilmente sin ensuciarse las manos, matar tan solo con el intelecto, hacer que otros muevan las piezas. Manipularon la palabra para hacer de las suyas, realizar el crimen perfecto, matar y hacerlo parecer que todo estaba bien, hacer el mal y revestirlo con palabras de libertad, emancipación y amor hacia los demás. Hitler lo hizo perfectamente. Logro hacer creer a los demás de que todos contaban con una superioridad a la del mundo, esa fue su batalla que la libraba con tal exaltación como hemos observado en sus discursos, exaltación que llevaba al delirio de sus seguidores, exaltación que le daba a sus palabras y que las inyectaban de poder.
Afortunadamente aquel personaje de la historia llego a su fin y el amor volvió a tomar fuerza, pero esta vez no a través del mensaje de nuestro amado Jesús, sino con el ingenio de uno de los más grandes iconos de la música pop: The Beatles.
Canciones como love me do, let it be, all you need is love, do you want to know a secret, eight days a week y entre otros éxitos llevaron a la euforia a la juventud de los 60 plasmando en sus memorias el mensaje de que la paz y el amor es el mejor camino para resolver las diferencias.
Cuanta fuerza tiene la palabra, pero se vuelve aun mas fuerte agregándole musicalidad. Que forma más extraordinaria y cálida de entregar un sentimiento o una idea. The Beatles aun son escuchados por las antiguas y nuevas generaciones, simplemente porque jamás nos cansaremos de escuchar de que todo lo que necesitamos es amor para un mundo mejor.
Por: Adriana Bernal
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